Para comprender mejor la importancia de las emociones en los niños es importante empezar por aclarar qué es una emoción y que diferencia existe entre emoción y sentimiento.
¡¡¡Vamos allá!!!
¿A qué nos referimos cuando decimos emoción?
Como por ejemplo la alegría, la rabia, la tristeza, la calma, el miedo… pues según la mayoría de investigadores nos estamos refiriendo a un conjunto de respuestas neuroquímicas y hormonales que se generan como respuesta ante situaciones externas o internas (cuando recordamos experiencias vividas anteriormente).
Según Rafael Bisquerra, «gran parte de lo que el cerebro realiza cuando se produce una emoción sucede independientemente del conocimiento consciente, se realiza de forma automática». De ahí la importancia de tenerlas en cuenta, aprender a validarlas cuando aparecen en los niños y niñas y ayudarlos a gestionarlas correctamente.
Ya que no podemos eliminarlas de nuestra vida, desde la educaión emocional, nos encargamos en primer lugar de trabajar el autoconocimiento o consciencia emocional utilizando recursos y técnicas de inteligencia emocional. Estas herramientas nos ayudarán a identificar i reconocer tanto las emociones propias como las ajenas.
Este trabajo previo y necesaio nos ayudará a ser capaces de gestionar nuestras emociones de la manera más respetuosa posible y amable con nosotros y con los demás.
Así pues, diríamos que dar importancia a las emociones de los niños es clave para que puedan conseguir un buen autoconocimiento emocional y lograr una correcta gestión emocional. Será la base para que puedan convertirse en adolescentes y adultos emocionalmente competentes.
Y ahora, aclaremos la diferencia existente entre emociones y sentimientos.
Un sentimiento es el resultado de añadir un pensamiento a una emoción (sentimiento= emoción + pensamiento). Cuando nosotros racionalizamos, evaluamos o interpretamos una emoción obtenemos como resultado un sentimiento.
Otra pista es prestar atención a la duración de lo que estamos sintiendo. Una emoción tiene una duración muy corta, justo el tiempo que necesitamos para pasar a la acción, y un sentimiento tiene una duración más larga en el tiempo.
Pongamos un ejemplo: Imagina que tu hijo te da un fuerte abrazo. Podemos sentir la presión de sus brazos, su olor, sus palabras si mientras nos abraza nos dice alguna cosa… todo esto son sensaciones que podemos percibir a través de nuestros sentidos. Sensaciones que nos generan una emoción que puede ser agradable, desearemos que no acabe y querremos más, o desagradable, desearemos que acabe lo antes posible y no querremos volver a experimentarla. En el momento en el que pasamos a analizar lo que sentimos por el filtro de la mente es cuando la emoción se ha convertido en un sentimiento.
Como vemos no es sencillo distinguir o diferenciar entre emoción y sentimiento. De ahí que utilicemos las dos palabras para referirnos indistintamente a lo mismo. D’aquí que fem servir, moltes vegades, emoció i sentiment per referir-nos indistintament al mateix. És l’alegria, emoció i sentiment alhora? Clar que si, tots dos conceptes estan interrelacionats i sense l’emoció no pot néixer el sentiment i sense el sentiment no podem posar nom a l’emoció.
Què passa quan restem importància a les emocions que els nens i les nenes senten?
Quan traiem importància al que els nens i les nenes estan sentint, el missatge que ells interpreten és que el que estan sentint no és important o és erroni. A conseqüència d’aquesta interpretació l’infant s’allunyarà i estarem perdent una gran oportunitat de crear vincles. Però no tan sols l’allunyarem, sinó que també estem contribuint que deixi d’expressar les seves emocions i les amagarà per por a no ser acceptats i estem ressentint el seu autoconcepte i la seva autoestima.
I què podem fer?
Doncs varies són les eines d’educació emocional i disciplina positiva que podem posar en pràctica com ara:
- La validació emocional.
- L’escolta activa.
- Empatitzar amb el que senten.
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Gemma Jurado
Equip Fluïm Mindfulness & Emocions
