La mente, esa gran desconocida que domina nuestro mundo y nuestra realidad haciéndola creativa, inspiradora y maravillosa en ocasiones y en otras convirtiéndola en un remolino emocional que nos lleva a sufrir más de lo necesario.
¿Pero, qué sabemos de nuestra mente?
La mente siempre está pensando, recordando temas del pasado, juzgando nuestro presente y anticipándose al futuro. Esa charla que continuamente mantenemos con nosotros es lo que llamamos “diálogo interno” y tiene un papel fundamental en nuestro bienestar psicológico y en definitiva en nuestra felicidad.
Diferentes estudios científicos sobre mindfulness confirman que por sistema nuestra mente divaga, estamos haciendo una cosa y pensando en otra o lo que es lo mismo, no estamos en el presente. Esta mente errante es causa de insatisfacción e infelicidad.
Si queremos sentirnos más felices debemos reducir nuestro “diálogo interno” y el mindfulness nos facilita las herramientas para poder entrenar nuestra mente centrándola en el momento presente, facilitando que esté atenta a lo que hace en cada momento, disminuyendo así el “diálogo interno”.
Los pensamientos no son la realidad. Los pensamientos condicionan nuestra forma de ver el mundo y a nosotros mismos, pero no representan la realidad sino que son una interpretación que nosotros hacemos en función de nuestros patrones, de nuestra experiencia bibliográfica y de nuestras emociones (si estamos alegres nuestros pensamientos serán optimistas, si estamos tristes nuestros pensamientos serán tristes…)
Lo cierto es que si dejáramos de creernos los pensamientos que aparecen en nuestra mente y los interpretáramos como solo una opinión y no la realidad comenzaríamos a sentirnos mejor.
Con mindfulness desarrollamos un observador dentro de nuestra mente que nos permite tomar consciencia de nuestras sensaciones, pensamientos y emociones sin quedarnos atrapados en ellas, permitiéndonos además desarrollar cualidades que se asocian a un gran bienestar psicológico como aceptación, paciencia, sentido de la vida, mejoría en las relaciones interpersonales y una mayor interconexión con el mundo.
En definitiva, podemos entrenar nuestra mente para sentirnos mejor, disfrutar más de la vida y las relaciones. Pero entrenar requiere voluntad, compromiso, perseverancia, paciencia e ilusión.
¿TE ATREVES?
“Deja de buscar la felicidad y vívela. La felicidad está en el momento presente”.
Sílvia Hidalgo Santos